Emblemas blanco

 H I S T O R I A  Y  S O C I E D A D
Boletín electrónico

 

Por MSc. Javier Olivares Ocampo

     Un referente del patrimonio natural de Costa Rica a nivel mundial es el Parque Nacional de Corcovado, ubicado en la Península del mismo nombre, en el Pacífico Sur; no obstante, aunque a nuestra vista aparezca el pintoresco paisaje del bosque tropical muy húmedo, salpicado por las olas del mar, en lo que casi es una isla, con su cielo goteante o luminoso, sobrevolado por las lapas multicolores; detrás hay una lucha interminable por su conservación.

     A partir de 1930 la Compañía Bananera poseía una enorme extensión de tierra en el sector de la península, en la que por las condiciones climáticas y topográficas no alcanzó a instalar plantaciones bananeras. Para ese tiempo ya permanecían instaladas familias originarias de Chiriquí. Al finalizar la década de 1930 tuvo un auge la extracción de oro de aluvión en el sector de río Tigre, actividad en la cual la misma compañía seleccionaba a trabajadores nicaragüenses y panameños para enviarlos a los trabajos de extracción, enseguida arribaron costarricenses experimentados en esos oficios, especialmente de Guanacaste.

     Las principales poblaciones como Rincón, La Palma, Puerto Escondido, Sándalo, se establecieron en la zona costera oriental, es decir frente al Golfo Dulce y se dedicaban a actividades económicas agrícolas, mineras y pesqueras, cuyo medio de comunicación era la vía acuática, cruzando el Golfo para arribar hasta Golfito.

     En la década de 1960, una empresa forestal adquirió por medio de negocios con el estado, un total de 47.000 hectáreas, de las cuales unas 14.000 hectáreas de esas, hoy son parte del Parque de Corcovado. La Osa Productos Forestales, era una compañía forestal industrial estadounidense, que proyectaba la explotación indiscriminada de la madera y de otros recursos. Parte de esas tierras eran las que habían pertenecido a la UFCO (United Fruit Company).

     La culminación de la carretera Interamericana Sur, les facilitó a los empresarios construir puentes, muelles y caminos de penetración, lo que hizo posible una colonización agrícola acelerada, esto desembocó los conflictos por la tierra entre los campesinos emergentes y la “Osa Forestal”, problema que tuvo una dimensión inesperada en el lejano Sur, hasta la barbarie.

     Los campesinos reclamaban tierras para el labrantío que aquella empresa había abarcado para destruir los recursos naturales sin reparo; con el aval del gobierno, explotar la madera, pero posiblemente también los aluviones mineros. La lucha se desarrolló con violencia, con persecución a los campesinos, enfrentamientos armados entre los empleados de la Osa Forestal y los pobladores, heridos, muertes, incendios, destrucción de maquinaria, en general una gran tensión.

     Los incidentes replantearon un nuevo escenario, con la participación de los gobiernos locales de Osa y de Golfito, los dirigentes sindicalistas, la organización de campesinos, la dirigencia del Partido Vanguardia Popular, la Asamblea Legislativa, los juzgados agrarios. Fue importante la gravitación los dirigentes de izquierda como el regidor de la Municipalidad de Golfito, Jorge Conejo Peñaranda; los líderes tradicionales como Rodrigo Ureña y Manuel Mora, todo esto hizo posible que se nombrara una comisión de alto nivel, cuyo veredicto fue la expropiación de la Osa Productos Forestales.

     Luego de una serie de negociaciones, la administración de Daniel Oduber promovió la creación del Parque Nacional de Corcovado, gracias al aporte de científicos, en especial de Christopher Vaughan. Se culminó así la amenaza de destrucción del bosque, y en adelante el estado a través de sus organizaciones atiende las demandas campesinas, las que no han sido fácil de resolver, en el tema del respeto del territorio de las áreas de conservación; así como la caza y la extracción minera sigue siendo un desafío.

     En 1989, otra amenaza llamó a la conciencia social ; la empresa Stone Forestal S. A. se posicionó para cultivar una especie maderable en una extensión de 24.000 hectáreas en el área, con planes de construir astilleros, talar manglares, secar lagunas y modificar el cauce de los ríos, así como cultivar una especie maderable (Gmelina arborea), no compatible con los ecosistemas. La suerte fue la misma, la organización social no permitió la operación de dicha empresa.

     Lo que nos queda en ese protagonismo de hombres y mujeres es un nombre que lo encierra todo, esa naturaleza en conservación es la disputa de los “Guerreros de la Península de Osa”, que una y otra vez se entregan por mantener vivo el paso del jaguar y de la danta, el suspenso de las ballenas, y el jugueteo de los delfines; y ese verde multicolor de la selva centinela.

 *MSc. Javier Olivares Ocampo. Profesor de la Càtedra de Historia de la UNED. Corre electrònico:Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Fuente consultada

Helena van den Hombergh. Guerreros del Golfo Dulce. Industria forestal y conflicto en la Península de Osa. DEI. Costa Rica. 1999. (339)