Por Lic. Andrés Godínez Mora*
Hannah Arendt (1906-1975) dedicó su carrera profesional al análisis de la política. En sus estudios criticó las fundamentaciones simplistas que encerraban al concepto de política en términos cuadrados sobre la representatividad y participación ciudadana pública, es decir aquella que era visible a los ojos de una población como lo es el sufragio. Caso contrario, Arendt promovía una visión más amplia del término y resaltaba el papel de la política en la cotidianeidad mediante el uso del lenguaje y el discurso. Por lo tanto, incluyó al ámbito privado y la importancia de la socialización en la conformación de la política.
Entre los años 1956 y 1959, Arendt estuvo realizando un proyecto de libro llamado “Introducción a la política”. Sin embargo, dicho texto nunca fue concluido y se quedó en una serie de escritos que fueron finalmente compilados por Ursula Ludz y publicados bajo el título “¿Qué es política?” en 1995. Estos escritos a pesar de su carácter fragmentado, mantienen la frescura de una Hannah Arendt en sus días de mayor madurez en los estudios de la ciencia política y la conceptualización de la política como elemento cotidiano en el contexto cercano.
Un aspecto que sobresale es la explicación del término “acción política”, el cual se analiza en todo el libro, pero especialmente en el fragmento 3D llamado “Presentación: el sentido de la política”. En este apartado, Arendt realiza una invitación para cuestionar si la política tiene algún sentido. Ante esto, ella explica que lo tiene en la medida que la política se convierta en una práctica, es decir que el empleo del lenguaje y el discurso con pares se transforme en una acción que derive de la codeterminación. De igual manera, detalla sus componentes: una convicción, un fin que persigue y una meta; todo englobado por el sentido que se le dé a dicha acción.
Como ejemplo del uso de la política como práctica se puede señalar al quehacer docente. Esto es válido siempre y cuando se reconozca que la enseñanza es politizada y por tanto, se desaferra del mito de la neutralidad que los educadores de la educación tradicional, conductista, positivista, etcétera, han defendido a capa y espada. Por consiguiente, los docentes tienen una convicción, un fin que persiguen y una meta a la que se orientan al enseñar. Aquellos que cuentan con dichos aspectos señalados brevemente deben hacer una reflexión de su labor y visualizar qué sentido le están dando a esta práctica. De este modo, se logra visualizar si los anhelos y metas de cada uno están en sintonía o en contradicción.
Respecto a otro tema, la acción política se puede ver como un medio para realizar trabajos de impacto social, es decir que superen la teoría y se apliquen especialmente en los contextos donde se desarrollan. Al respecto, colaborar con estudiantes de secundaria o universidad sobre esto, permitiría crear una conciencia de participación ciudadana efectiva y resaltaría el papel de agentes transformadores sea como individuos o como grupos. Lo anterior se señala, ya que Arendt no sólo explica los componentes de la acción política, sino que dichos mecanismos también funcionan como medio para efectuar y evaluar una práctica de este tipo.
En conclusión, en la cotidianeidad se observan y se ejecutan constantemente prácticas que pueden ser consideradas como acción política. Ante esto, Arendt otorga las herramientas epistemológicas para tener una cosmovisión más amplia sobre las contradicciones o ratificaciones que se encuentran en las labores que suelen estar politizadas. Además, señala la importancia de darle un carácter político a aquello que lo amerita desde un breve encuentro de amigos hasta un foro político internacional, lo cual puede conllevar a decisiones y acciones que pueden cambiar el mundo.
*Lic. Andrés Godínez Mora. Profesor de Estudios Sociales y Educación Cívica. Egresado de la Universidad Nacional de Costa Rica. Correo electrónico
Bibliografía
Arendt, H. (1997). Qué es política. Barcelona: Paidós.