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Lic. Manuel Antonio Navarro Brenes*

    Por allí del 25 de febrero de este año, por cosas del destino, estuve de paso por Caracas, Venezuela, lugar que ha comenzado a ser foco de atracción para la prensa escrita, radial y televisiva, debido a la compleja situación que vive dicho país en el ámbito político, económico y social. El siguiente artículo aborda este fenómeno desde la experiencia vivida en esta nación suramericana.

Entrando no más a Caracas logré observar los cinturones de miseria, nada nuevo en Costa Rica, América Latina y en general el resto del mundo. Curiosamente, tal como ocurre en Brasil o, más cercano a nosotros, en la Carpio, a pesar de las condiciones de las casas y su localización, en cada hogar al igual que en nuestro país, no faltaba una antena de televisión por satélite.

    Luego le siguen los multifamiliares, los cuales se construyeron bajo un sistema de vivienda para los empleados públicos, sin costo adicional; probablemente, con el cargo de años de espera. Un elemento muy notable fue la cantidad de prendas de vestir, ubicadas en las ventanas de esos apartamentos y en donde primero se pueda para procurar su secado.

   Hasta aquí la situación no difiere mucho de la de nuestro país, aunque, en Costa Rica los apartamentos o viviendas para empleados públicos no existen de la forma que en Venezuela se manifiestan. Sin embargo, nos dijeron que aunque la intención es muy buena, en la práctica, en la mayoría de los casos por “superchorizos” ,  tal como ocurre en nuestro país, esos apartamentos pasan a cualquier persona menos a la que originalmente se le otorgó, aunque en la buena teoría no pueden ser vendidos ni cedidos a personas que no sean del núcleo familiar.

    Pude observar “in situ” que las agencias de carros de la Toyota, Ford, Nissan, entre otras, no tienen un solo carro a la venta,  nuevos si algunos usados ( vi tres usados en una de las agencias ) , de modo que sus edificios están vacíos y cuidados por un guarda. Nos informó el guía que tampoco hay mucho acceso a repuestos para los autos que actualmente circulan en Venezuela.

    Nos indicaron que en el autobús turístico podíamos preguntar lo que quisiéramos, si era posible nos contestaban; pero fuera del autobús que no los comprometiéramos con interrogantes, pues podía suceder que les quitaran la licencia a los guías o los metieran a la cárcel, pues partidarios del régimen “Chavista”, ahora “Madurista” andaban vestidos de civiles observando a todos aquellos que atentan contra la revolución Bolivariana. En lo particular, pude determinar dos civiles en actitudes como las advertidas, eso en lo que los guías turísticos  llamaron el  “Mall de los militares”.

    A nosotros como turistas, prácticamente nos vieron como aliados del imperialismo yanqui; pero que quede claro: no es el pueblo venezolano en pleno, sino los esbirros del gobierno de turno, quienes evidentemente tienen en la opresión al pueblo venezolano. Observé filas en las farmacias para comprar medicamentos y colas en los supermercados. Estas filas las observé en virtud de haber ido a comprar papel higiénico ya que los baños del Mall no tenían, no lo conseguí en el supermercado que visité. Vimos gran cantidad de personas en el supermercado haciendo cola, ya que ese día había llegado jabón detergente, situación que se repitió en ventitas ambulantes ubicadas en las aceras, diríamos aquí chinamos. Cómo hacen para conseguir la mercadería para venderla en esos chinamos, no lo sé; lo único que sí entiendo es que ante lo que está viviendo el pueblo venezolano, el ingenio es la mejor arma.

     Las personas del pueblo andan con sus bolsitas por si se presenta la posibilidad de encontrar azúcar, arroz o frijoles u otro artículo de primera necesidad al regresar a sus casas de sus diferentes actividades diarias. De acuerdo con lo que pude escuchar, una forma muy peculiar de informar al cliente sobre algún producto, es levantar una mano u otra, dependiendo de si hay no hay, para no tener que repetir lo mismo a cada interesado ¡Vaya sistema!

    Por otra parte, se nos indicó en dónde podíamos sacar nuestras cámaras, filmadoras u otro dispositivo que pudiera documentar gráficamente lo que veíamos. Con respecto a la infraestructura y atractivos de Venezuela, visité lugares muy hermosos, tales como el Teleférico del Ávila o Warairarepano, bellísima la ubicación geográfica en Caracas. Allí, al comprar una hamburguesa para engañar el estomago, solicité al dependiente agregarle un poquito de salsa de tomate, a lo que respondió : “señor, de eso no hay”, podría uno inferir no hay porque se acabó o porque no había llegado el pedido; se me aclaró que era escasez.

      El Monumento a los Próceres: soberbio, bellísimo, adjunto fotografía; pero irónicamente, no concuerda con las batallas, las luchas por ideales nobles, ni con el amor con que esos hombres defendieron la verdadera causa Bolivariana. ¿Paradójico, o no?

     Concluyo esta brevísima visita a Caracas con la siguiente interrogante ¿Hacia dónde irá Venezuela con la dirigencia política que sufre hoy? Aunque es claro que esta crisis resulta de factores internos y externos, no se puede negar que el gran perdedor es el pueblo venezolano, pues ni siquiera en Cuba, con el bloqueo norteamericano, se vive tal situación. No quiero decir que otros sistemas políticos sean mejores o peores; pero en este mundo globalizado no caben regímenes con sistemas políticos y económicos que fracasaron en su oportunidad como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con la caída del Socialismo Real en 1985; aunque sabemos que quedan algunos recalcitrantes en el agitado contexto del mundo en que vivimos y por supuesto creando teoría para la historia de la cultura de la humanidad.

*Lic. Manuel Antonio Navarro Brenes. Profesor de la Cátedra de Historia de la UNED.

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