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Premonición o profecía. A propósito de un ensayo

Lic. Manuel Vargas Chinchilla*

    La indiferencia y falta de compromiso de los estudiantes de secundaria con su trabajo académico, es tema de preocupación en algunos círculos docentes, esto incluye una pobre por no decir ausente visión de futuro, respecto a la problemática que enfrenta el país, unido a una muy débil posición política a tono con este contexto. ¿Qué razones pueden estar detrás de estas actitudes?

    Hacia el mes de octubre de 1977, don León Pacheco Solano, en un ensayo bastante sibilino[i], expone sus preocupaciones por el elevado abstencionismo en las elecciones universitarias estudiantiles. Destaca algunos elementos que permiten en mucho abrir este espacio de reflexión particularmente aquellos que, desde la educación, aún hoy imponen retos importantes. Preocupación que hoy se hace evidente también en las elecciones estudiantiles en los centros educativos de secundaria.

    “El hombre, desde que comienza a tener uso de razón, se convierte en un ser reaccionario hacia la izquierda o hacia la derecha. Los auténticos rebeldes son raros. Es un signo de vitalidad que un país tenga una juventud rebelde, con amplitud de criterio, en espera de una oportunidad de actuar.”[ii] Sin embargo, en la actualidad resulta bastante difícil encontrar esa rebeldía, que espera construir nuevos horizontes, sueños frescos, un pensar concreto respecto al futuro. Es asombroso que los jóvenes hoy de sétimo a undécimo año, en alguna institución de secundaria no encontraran que decir respecto a la visita papal a Arabia Saudita, la crisis en Siria, la situación en Honduras.  Venezuela si salió a relucir, recogiendo el discurso de la prensa conservadora de este país. Sin embargo, hay una rebeldía, en el uso del uniforme, en la inasistencia a lecciones, pero que no se dirige políticamente hacia derechas o izquierdas.

    A los ojos de don León, “la juventud es pasiva porque atisba en el desorden nacional la única ruta que se le ofrece para resolver exclusivamente sus propios problemas individuales, ausente como se halla de los verdaderos valores de la sociedad a que se halla integrada"[iii] Sin embargo, ya desde finales de la década de los años setenta, iniciaba un cambio en la tendencia general del Estado costarricense, que visto en el conjunto de las tendencias históricas, dejó de girar alrededor de la formación del sentido real de la solidaridad, vaciándola en el sentido formal de una suerte de filantropía con cargos de consciencia.  En la misma tendencia se hizo el esfuerzo por llevar a extremos ideales la dinámica de las elecciones estudiantiles, en nombre de la no intervención de los partidos políticos nacionales, con lo que se vació de contenido ideológico y político dichos procesos. Eso es construir pasividad formal e indiferencia hacia las discusiones de alcance social, ¡viva la individualidad!

    ¿Podrá considerarse profético a don León?  Según su entender, “significa que en Costa Rica hay jóvenes de 18 años, pero no hay juventud. La filosofía educativa que los nutre es falsa. Estos jóvenes no son actores de una acción, son víctimas de un vacío. No están cumpliendo su misión humana. La pasividad de los estudiantes es una evidencia de este vacío. Esta pasividad significa también que los jóvenes aceptan una serie de mitos nacionales con que sus líderes han adormecido sus inteligencias. ”[iv] Debió ser angustiante ver esa realidad, pero pareciera que esa huella alcanzó a los jóvenes que llegan a la segunda década del siglo XXI.

    ¿Será primordial que los jóvenes vayan a la derecha o a la izquierda?, puede ser que la vida efectivamente los defina, pero necesitan los referentes que los puedan nutrir, vaciando el contenido político de lo que se aprende, no es el camino. La formalidad instrumental de la democracia no es suficiente. De ahí que el juicio sea tan duro, “nunca discuten ideas, doctrinas ideológicas, solo discuten resultados electorales, combatiendo eslogans con otros eslogans.  La democracia costarricense se ha fosilizado en su funcionalismo.  Perecerá por el funcionalismo oportunista y no por los embates de los movimientos de izquierda”[v]

    Aquí es donde asoma el pequeño gran detalle, el problema es la educación. “Las escuelas urbanas y rurales, los liceos improvisados, urbanos y rurales preparan los adolescentes para que vayan a las universidades existentes, todas con problemas insolubles por incapacidad humana, por carencia intelectual, y sobre todo por un funcionalismo que en la educación es la rutina.”[vi] Pese a que hoy pocos docentes se acusan conductistas, aún saltando por enfoques constructivistas, hasta el contemporáneo desarrollo de habilidades para la vida, algo pasa, la rutina no deja espacio a lo novedoso.

    De nuevo parece florecer el carácter premonitorio del ensayista que nos traza visos de futuro.  “No hay para qué enseñar a los jóvenes a pensar. Las ideas pueden esperar. Los líderes saben, por lo demás, que tarde o temprano los hombres rebeldes de hoy serán los domesticados de mañana.”[vii] En estos momentos resulta agotador el esfuerzo por hacer que los estudiantes lean y que piensen alrededor de lo que leen. Quizá no se ha dimensionado el impacto que ha generado el desarrollo tecnológico en los jóvenes, pero alrededor del aprendizaje y el pensamiento, se marca un antes y un después de la presencia de este proceso, son evidentes las tendencias que marcan la supremacía del individualismo, que marca caminos de ausencia de la comunidad, solo yo y nadie más. Hay una barrera muy sólida entre sus ojos y su teléfono móvil, que le impide mirar hacia otro lugar y mantener su atención en la clase que está recibiendo. Y paulatinamente el docente llega a enterarse de que está inmerso en un mundo de fragmentaciones, no se lee, no se piensa, no se discute, y hasta la política estorba.

    En esta idea vale la pena acompañar a don León. “¿Se ha preguntado alguna vez qué significa ser costarricense? No lo creemos. Existe un ser nacido en Costa Rica que vive, come, estudia, hace el amor y basta. La educación lo prepara para que asimile una serie de mitos y pueda integrarse fácilmente a los clanes y tribus políticas existentes. No sabe lo que pasa a su alrededor, menos lo que pasa en el mundo.”[viii]

    Es necesario que se vuelva a dar un giro en la educación, una educación que centre al individuo como eje y actor en la construcción de proyectos sociales, un individuo que vuelva a construir sueños y que imagine un futuro para sí y con los otros, que viva y disfrute de su identidad colectiva, que pierda el miedo a pensar.

31 de mayo de 2019.

Lic. Manuel Vargas Chinchilla. Profesor de la Càtedra de Histoira de la UNED. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

[i] Pacheco,León. León Pacheco, ensayos escogidos de un cosmopolita. Comp. Dimitri Shiltagh Prada. 1ª ed. Editorial Costa Rica, San José, 2015. Pp. 226-229.

[ii]Idem. Pág. 226.

[iii] Idem.Pág. 226-227.

[iv] Pág. 227.

[v] Pág. 227.

[vi]  Pág. 228.

[vii] Pág. 228 – 229.

[viii]  Pág. 229.