Escrito por MSc. Eddie Soto Núñez*
La tarjeta postal ilustrada, también conocida como tarjeta de correo, es una pieza rectangular de cartulina fina, sobre la que se estampa un motivo, al dorso está preparada para escribir y enviar por el correo tradicional, sin necesidad de usar un sobre para el envío.
Desde 1906, se utiliza al dorso un formato dividido en dos partes; la izquierda para contener el mensaje enviado, y la derecha para pegar el sello y escribir la dirección del destinatario.
Se considera que el surgimiento de las tarjetas postales se debe a Heinrich Von Stephan y Emmanuel Hermann. En 1865, en la Conferencia Postal Internacional celebrada en Karlsruhe (Alemania) Heinrich Von Stephan funcionario de la oficina de correos, propuso la introducción de hojas postales en forma de talonarios como medio de comunicación no reservada. Sin embargo, esta innovación no fue acogida. En 1869 Emmanuel Hermann, profesor de economía política, retomó la idea y publicó en 1869 en el periódico austriaco Neue Freie Presse un artículo sobre las ventajas económicas para la Hacienda Pública de introducir la tarjeta postal. La idea sería recogida al poco tiempo por el director de Correos y Telégrafos de Viena, Adolf Maly, quien autorizó la circulación. El 1° de octubre de 1869 la administración de Correos de Austria-Hungría pondría en circulación la que se considera la primera tarjeta postal en el mundo.
En el caso de Costa Rica las tarjetas postales comenzaron a utilizarse cerca de año 1873 cuando empresas particulares imprimieron tarjetas que incluían fotografías que documentaban la vida cotidiana de los costarricenses, paisajes o panorámicas de las ciudades. De acuerdo con el filatelista Álvaro Castro Harrigan, las tarjetas postales que conforman su colección privada fueron obra de los más destacados fotógrafos de la época, entre ellos, cabe citar a C.A Rocke, Harrison Nathaniel Rudd, L.M. Castro y especialmente Manuel Gómez Miralles, un icono en la fotografía de la Costa Rica labriega y sencilla. La colección de tarjetas de don Álvaro se documenta en el libro titulado “Costa Rica, imágenes e historia. Fotografías y postales 1870-1940”
(https://www.nacion.com/archivo/las-postales-de-antano/JWOUWKU4QVEUJJFZ6FIPUPSRLU/story /)
A finales del siglo XIX, la Unión Postal Universal reguló el formato de las postales. Se recomendó que sus dimensiones fuesen 9×4 cm. Ese es el formato de las postales antiguas, que se mantuvo hasta cerca del año 1960. Las postales modernas son un poco más grandes, midiendo alrededor de 10,5×15 cm.
La principal diferencia con respecto a una carta convencional es que la postal no utiliza sobre; así que su contenido puede ser leído por cualquier persona, no se aconseja su uso para envíos de contenido con privacidad.
La Navidad
Las tarjetas postales seleccionadas para mostrar en esta edición conmemoran la navidad.
Cuando nos preparamos para la Navidad, estamos dispuestos para sentir y recibir el mensaje de Cristo.
Regocijémonos en el nacimiento de nuestro Salvador. Celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, el Creador, nuestro Mesías. Nos regocija que el Rey de Reyes viniera a la tierra, naciera en un pesebre y viviera una vida perfecta. Cuando Jesús nació, el gozo en los cielos fue tan grande que no se pudo contener (Lucas 2:8–14).
¿Cómo influye el mensaje de los evangelios en nuestra vida? La Navidad es una época para honrar al Hijo de Dios y renovar nuestra determinación de tomar sus enseñanzas y su camino. Es el tiempo para examinar nuestra vida y evaluar nuestros pensamientos, sentimientos y hechos. Dejen que sea un tiempo de recuerdo, de gratitud y un tiempo de perdón. Permitan que sea una época para meditar en la expiación de Jesucristo y en el significado personal que tiene para cada uno de nosotros. Dejen que sea, especialmente, un tiempo de renovación y de volver a comprometerse a vivir de acuerdo con la palabra de Dios, un tiempo de obedecer sus mandamientos. “Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:14.)
Aguardemos anhelosamente su segunda venida. Si bien la época navideña suele ser un tiempo para dar una mirada retrospectiva y celebrar el nacimiento de nuestro Señor, a mí me parece que también debiera ser un tiempo para mirar al futuro. Preparémonos para ese día bendito cuando Él venga. Seamos tan sabios como los de la antigüedad, que velaron por su venida. “Mirad y velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Será como el hombre que al salir de viaje dejó su casa y dio autoridad a sus siervos, a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa, sea a la tarde, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana; no sea que cuando vuelva de repente os halle durmiendo. Lo que a vosotros digo, a todos digo: ¡Velad!” (Marcos13:33-37)
Ruego que demos sentido al nacimiento del Salvador y sintamos gratitud sincera. La gratitud nos haga renovar nuestra determinación de seguirle; que también nos acerque más a nuestra familia, a nuestra Iglesia y a nuestro prójimo; que esperemos anhelosamente el día bendito cuando el Cristo resucitado camine nuevamente sobre la tierra como nuestro Señor, nuestro Rey y nuestro bendito Salvador.
Les deseo una bendecida navidad y un próspero 2024.
*MSc. Eddie Soto Núñez. Profesor e investigador UNED – ECSH. Correo electrónico: