Ficha de la película
Dirección: Mel Gibson
Música: John Debney.
Fotografía: Caleb Deschanel.
Montaje: John Wright.
Escenografía: Carlo Gervasi.
Vestuario: Maurizio Millenotti.
País: Estados Unidos.
Año: 2004.
Duración: 126 minutos.
Idiomas: Arameo, Latín eclesiástico y Hebreo.
Escrito por Mag. Warner Ramírez Arroyo**
Desde el inicio de una clase de Historia, los docentes debemos abordar con los estudiantes que el conocimiento construido por la historiografía no siempre coincide con el conocimiento generado por la religión. Son dos ámbitos de conocimiento con métodos totalmente distintos. La historia se basa en la recopilación de datos verificables, o al menos creíbles, donde se busca dar el menor protagonismo posible a la subjetividad. Por otro lado, el conocimiento religioso se basa en la fe y en la tradición oral, donde los dogmas no suelen cuestionarse y se consideran verdades absolutas. Ninguno es mejor que otro; simplemente son distintos. Se vuelve muy difícil y a veces hasta inútil tratar de conciliarlos en un solo corpus.
La historicidad de Jesús de Nazareth, el personaje protagonista de todas las religiones cristianas, podemos observar básicamente tres vertientes. Las más radicales concluyen categóricamente que Jesús no existió y que es simplemente fruto de la invención de escritores fanáticos. La segunda dice que los evangelios y las cartas paulinas son documentos apegados a la realidad, y que por lo tanto Jesús de Nazareth sí vivió entre los hombres y que todos los eventos ahí relatados son ciertos. Finalmente, hay una tercera vertiente moderada, que afirma que Jesús fue efectivamente un personaje histórico, pero que no todo lo que dicen los escritos religiosos se puede tomar como hechos reales. Ante esto, lo único que puedo recomendar es que lean los trabajos de un historiador llamado Antonio Piñero, el cual aborda con bases muy lógicas la cuestión de Jesús como personaje histórico.
Con respecto a la película "La Pasión de Cristo" de Mel Gibson, debemos entender claramente que es una cinta religiosa basada en los evangelios y que está un poco lejos de ser una película histórica, pero eso no significa que no tenga elementos históricos muy interesantes de analizar. Primero, debemos entrar en un debate sobre si los evangelios son documentos históricos. Por supuesto que sí lo son, ya que fueron escritos a finales de la Edad Antigua, pero, como todo documento histórico, no todo lo que dicen es real y deben ser sometidos a análisis críticos antes de ser utilizados como fuente histórica.
Ahora bien, la producción en sí no es una fotocopia literal de los evangelios; es una interpretación artística muy propia del director, cargada de un conservadurismo religioso muy radical. Debo ser honesto, la película tiene tintes masoquistas, ya que literalmente hace sufrir al espectador. El nivel de sangre y violencia explícita con el que se trata al protagonista alcanza niveles pocas veces vistos en Hollywood, y podríamos incluso catalogarla dentro del género gore. Además de la violencia física que se muestra en la película, también hay una fuerte violencia emocional, donde se expone el sufrimiento de una madre de manera cruda. Hay escenas que buscan generar tristeza y otras que buscan generar terror, como cuando aparece Satanás con un niño deforme en brazos. Para un creyente católico, esto puede tocar fibras muy profundas, ya que Jesús, en el catolicismo, es un personaje que dio su vida por el perdón de los pecados, y ver su sufrimiento de forma tan explícita incluso causó la muerte de creyentes en las salas de cine.
Desde mi perspectiva, el nivel de tortura mostrado me parece inverosímil, no debido a la falta de crueldad de los soldados romanos y los fanáticos religiosos judíos de la época, sino porque el nivel de daño sería insoportable para cualquier ser humano. Me parece que antes de ser interrogado por Caifás, ya hubiera muerto. El director se esmeró en hacer una recreación del contexto muy fiel a la historicidad. Rodó los diálogos en versiones modernas de arameo y latín, la escenografía, el vestuario y el fenotipo de los actores, todos estos detalles técnicos fueron tratados con esmero y se agradece mucho. La fotografía es hermosa y artística, muy acorde con el tema sombrío de la propuesta. Mel Gibson también nos regala una hermosa versión de “La Piedad”, un tema recurrente del arte medieval y renacentista, donde la Virgen María sostiene en brazos a su hijo muerto. La película está llena de contrastes; también aparecen imágenes hermosas muy bien construidas, principalmente los flashbacks de la vida anónima de Jesús y su interacción amorosa con María.
La película es entretenida, intensa y llena de giros bruscos que mantienen al espectador alerta. Por supuesto, la falta de romanticismo con la cual expone la violencia no la hace apta para ser exhibida en un salón de clases con adolescentes. En términos generales, su valor histórico recae meramente en aspectos técnicos y visuales, como el vestuario y la escenografía. La película también ha sido tildada de antisemita, precisamente por la crueldad con la que son representados los judíos. Sin embargo, si la comunidad judía se sintió ofendida por esta película, me imagino que una lectura rápida de los evangelios les puede causar sensaciones similares. Tanto en los evangelios como en la película, la casta sacerdotal judía de la época es retratada como personas viles y crueles. Me parece que a la película le faltó exponer lo que realmente significaba la espera de un mesías para los judíos durante la dominación romana, ya que no tenía nada que ver con lo que Jesús logró en la tierra.
De esta manera, sería más fácil entender por qué consideraron a Jesús un impostor y un criminal. Como siempre, la intolerancia viene de ambos bandos, me pregunto que pensarán los detractores de la Pasión de Cristo de los bombardeos en la Franja de Gaza, porque el ser humano tiene la habilidad de justificar siempre sus propios actos de violencia y también de creerse sus propias mentiras.
*Mag. Warner Ramírez Arroyo. Profesor Cátedra de Historia de la UNED. Correo electrónico: