Escrito por Mag. Wagner Ramírez Arroyo*
Ficha Técnica:
Año de Estreno: 2002.
País: México.
Género: Drama.
Duración: 118 minutos.
Director: Carlos Carrera.
Guion: Vicente Leñero (basado en la novela homónima de José Maria de Eça de Queirós).
Música: Leonardo Heiblum, Jacobo Lieberman.
Fotografía: Rodrigo Prieto.
Montaje: Jorge García.
Compañías Productoras: Alameda Films, Wanda Films, Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), FIDECINE
Los Crímenes del Padre Amaro es una película mexicana estrenada en 2002 y dirigida por Carlos Carrera. Está basada en la novela homónima del escritor portugués José Maria de Eça de Queirós, publicada en 1875. El argumento se centra en las “hazañas” de un joven sacerdote llamado Amaro, interpretado de manera rala por Gael García Bernal. El Padre Amaro es enviado a una parroquia rural para auxiliar al párroco Padre Benito. La controversia surge rápidamente, ya que el Padre Benito tiene una relación amorosa secreta con una mujer influyente del pueblo llamada Sanjuanera. El Padre Amaro también descubre que el Padre Benito participa en actividades ilícitas, aceptando dinero del narcotráfico para financiar obras de la Iglesia. Este tema causó gran controversia en una sociedad mexicana mayoritariamente católica, donde muchas personas vieron con malos ojos la vinculación de esta institución con el narcotráfico. Desde el inicio, la película presenta una fuerte denuncia social que pocos se atreven a cuestionar en México, en este aspecto fue meritoria.
Paralelamente, el Padre Amaro conoce a una joven llamada Amelia, con la cual inicia una relación amorosa clandestina que culmina en un embarazo y su respectivo aborto clandestino, resultando en la muerte de la muchacha. Ya el hecho de que algunos sacerdotes católicos tuvieran relaciones amorosas secretas era controversial a inicios del siglo XXI, y más aún lo era la cuestión del aborto. Relacionar a un sacerdote católico con la práctica de un aborto resultó repugnante para los acérrimos defensores de la Iglesia, más aún cuando el joven sacerdote no se hace responsable de su crimen: la muerte de Amelia por practicarse un aborto clandestino y la desaparición impune de su cuerpo. La situación empeora cuando se descubre que las más altas jerarquías eclesiásticas incitan al Padre Amaro a recibir dinero del narcotráfico para financiar los proyectos sociales de la Iglesia.
El título es muy adecuado, ya que el Padre Amaro se revela como un verdadero criminal narcisista y sociópata que no siente empatía por los demás seres humanos y está dispuesto a realizar cualquier acción inmoral con tal de ascender en la jerarquía eclesiástica. Al ver esta película, nos damos cuenta de que estamos ante una obra de ficción, pero no podemos evitar preguntarnos: ¿Los hechos aquí relatados tienen algún parangón, aunque sea remota, con lo que ocurre en la Iglesia Católica mexicana o en otras latitudes latinoamericanas? Por supuesto que recibiremos dos respuestas tajantes y justificadas: sí y no, dependiendo del grado de fanatismo de quien conteste.
La película generó una fuerte reacción de los sectores conservadores en México, especialmente de aquellos vinculados a la Iglesia Católica. La representación de sacerdotes involucrados en relaciones amorosas y actos corruptos fue vista como una ofensa directa y un ataque a los valores y la moral católica. La Conferencia del Episcopado Mexicano y varios de sus obispos expresaron públicamente su rechazo a la película, argumentando que mostraba una imagen distorsionada y sensacionalista del sacerdocio, sugiriendo que era parte de una campaña para desacreditar a la Iglesia Católica. Se llevaron a cabo algunas manifestaciones frente a los cines por parte de fieles católicos molestos con su exhibición. Paradójicamente, la polémica aumentó el interés del público y muchas personas acudieron al cine motivadas por la curiosidad de entender la causa del escándalo, lo que contribuyó a su éxito en taquilla.
Las actuaciones fueron ralas y no destacan, principalmente la inexpresiva puesta en escena de Gael García Bernal, sin profundidad ni evolución; el personaje era carente de vida en todo sentido. Hubiera sido interesante ver una doble personalidad del protagonista según el contexto en el que se desenvolvía. La película se prestaba para un actor dramático y con dotes artísticas, pero Gael García era el galán de moda. Ya había filmado “Amores Perros” y “Y tu mamá también”, donde tampoco se nota que esté actuando mucho. Pero la peor de todas fue “Vidas Privadas”, donde tuvo la mala suerte de ser dirigido por Fito Páez.
En aspectos técnicos, la película me agradó más. La escenografía, ambientada en tiempos contemporáneos, no fue un verdadero reto; solo se mostró México tal cual es con sus pintorescos paisajes y arquitectura. El vestuario, por la misma causa, cumplió a cabalidad y se vio bien. Lo que sí destacó creativamente fue la fotografía: se utilizó una paleta de colores cálidos y terrosos para reflejar el entorno rural y la atmósfera de la película. La iluminación es naturalista, enfatizando tanto la belleza como la dureza del paisaje.
*Mag. Wagner Ramírez Arroyo. Docente universitario de la Cátedra de Historia de la UNED, Bachiller en la Enseñanza de los Estudios Sociales y la Educación Cívica por la Universidad de Costa Rica y Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Americana. Correo electrónico: