Emblemas blanco

 H I S T O R I A  Y  S O C I E D A D
Boletín electrónico

 

Notas del Barrio Quesada Durán y de algunas gentes suyas

Autor Ronald Obaldía González*

      Felizmente, la única y la antigua, victoriana, solariega vivienda de nuestro distrito de Zapote (San José), ubicada al frente del edificio de nuestra Escuela Napoleón Quesada Salazar, en donde residió Rafael Quesada Durán, uno de los gamonales y hacendados josefinos - de biotipo campesino - durante la primera mitad del Siglo XX, fue librada de los males de la demolición. La ha salvado una tienda de antigüedades que opera dentro de la señorial vivienda, que por años quedó abandonada; se halló en grave riesgo. Resultaba una verdadera pena el grado de deterioro que tiempo atrás el inmueble había registrado.

      En la ocasión, habíamos sugerido a las autoridades políticas del distrito llevar a cabo diligencias ante las instituciones públicas correspondientes, tal que pudiera conseguirse su conservación, declarándola patrimonio histórico. Hubo una respuesta afirmativa, pero hasta allí alcanzó. Todavía el inmueble está en pie: puede ser un transitorio alivio. Sabemos que la emblemática residencia había pasado a manos de uno de sus herederos. Una de sus hijas la heredó. Después fue adquirida por una empresa privada.

      Dado que la cultura nacional por la conservación de nuestro patrimonio histórico llega a ser tan marginal, puede existir siempre el riego de ser testigos de la demolición de este elegante activo arquitectónico. Un reto para los dirigentes comunales sería evitar que este preciado inmueble de raigambre histórico lo veamos desaparecer, a cambio de observar en ese terreno uno de esos edificios ordinarios, que nos tiene acostumbrados el mundo de hoy, que simplemente poco nos enseña".

Un personaje significativo

      Lo antes dicho, además nos había motivado a escribir acerca del personaje, Rafael Quesada, su primer propietario, toda una leyenda, al igual que sus descendientes que conforman la zapoteña familia Quesada. Él fue el fundador de un clan familiar que deparó demasiados descendientes, no pocos de ellos procedieron a recrear sus hogares con miembros de las antiguas y nuevas familias de Zapote y en general de San José. Algunos descendientes de don Rafael continúan residiendo en Zapote.

      De hecho, su trayectoria personal quedó grabada imperecederamente, por cuanto contribuyó a la formación de una zona geográfica, física y humana, luego integrada y desarrollada aún más, en vista de la fundación de nuestro Liceo Rodrigo Facio Brenes (1962).

      Habida cuenta que en honor a Rafael Quesada se le otorgó el nombre de Quesada Durán a una de las barriadas con igual denominación, tan populosa de nuestra comunidad. Los dominios territoriales de Quesada, quien era un laborioso campesino, asentado en Zapote, se habían extendido desde el Barrio Luján y Barrio Córdoba. Rozaron proporciones de Montes de Oca, San Francisco de Dos Ríos y Curridabat, hasta alcanzar "la Colina de Tirrases". Gradualmente, las tierras suyas las fue asumiendo el Estado, otras fueron vendidas por sus herederos, en cuenta en donde tiene su sede el Colegio Don Bosco.

      La vida de ese zapoteño transcurrió entre las últimas décadas del Siglo XlX y mediados del Siglo XX. Tuvo cinco hijos. Su casa de habitación de estilo victoriano y solariego, ubicada todavía al frente de la Escuela, había llegado a reflejar la influencia y la riqueza de un gamonal, cuyo capital crecía al amparo del cultivo y producción del café, la actividad de mayor generación de capital y empleo por esas épocas.

      El gamonal se había dedicado a vender pequeñas parcelas, es decir, minifundios, orientados a la construcción de viviendas. Antes dijimos que llegó a donar un terreno a varios de sus humildes servidores. En gratitud a su patrono, ellos mismos decidieron llamar barrio Quesada Durán al bloque de parcelas donadas, un barrio ubicado al suroeste de nuestro distrito.

      La conducta empresarial suya, al lado de su hermano David Quesada, contribuyó a incrementar la cantidad de habitantes, quienes, todos juntos, comenzaron un proceso de identificación y solución de necesidades modernas, vinculadas con el mejoramiento de la educación, la salud y la infraestructura comunal, entre otros servicios.

      Entre más minifundios había en determinadas localidades de San José a mediados de la década de 1940, mayor era en ellas la recepción de las inmigraciones de gente, provenientes de diferentes regiones del país, y la cohesión social vino a ser lo suficientemente efectiva. Al mismo tiempo, se desarrollaba en tales colonias josefinas, que atraían inmigración, una mayúscula y renovada integración, o constructiva convivencia psicosocial, en comparación con las zonas donde menos había minifundios.

      Por eso, en Zapote, dominado por las fincas de reducida extensión (o minifundios), llegó a activarse una vigorosa cultura e identidad comunalista entre 1950 y 1985, especialmente con la construcción de nuestra Ciudadela, plenamente ligada con los objetivos de alcanzar desarrollo y prosperidad en su hábitat humano.

      Una de nuestras aseveraciones se basa en que de tales integraciones y cooperaciones culturales floreció el Liceo Rodrigo Facio Brenes, de las grandes instituciones educativas del país. La evidencia de nuestro supuesto se fundamenta además en las grandes posesiones de tierras de don Rafael Quesada Durán, quien, era un laborioso campesino, asentado en Zapote, quien parceló sus fincas, destinadas a la construcción de domicilios: una de sus contribuciones al ensanchamiento de nuestro espacio urbano.

      Paulatinamente, el finquero se fue deshaciendo de sus tierras. Por eso, el Estado costarricense se iba convirtiendo en el principal comprador de ellas (o las expropió), en especial, el Gobierno del Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia (1940 – 1944), con las cuales se crearon nuevos asentamientos urbanos. Entre los que cabe destacar la actual Ciudadela de Zapote, la Ciudadela Calderón Muñoz, Barrio La Cruz, entre otros, que inmediatamente después se levantaron al sur del cantón central de San José.

      Los poblados como tales, o complejos residenciales, fueron el resultado de las políticas sociales del Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia (1940 - 1944), todo ello enmarcado dentro "del programa de casas baratas", al tiempo que a través de ese plan se consolidaría la clase media nacional.

      A diferencia de las comunidades como Tres Ríos, Curridabat, San Pedro y en el mismo San Francisco de Dos Ríos, donde sobrevivieron fincas de grandes extensiones de tierra, propiedad de poderosos cafetaleros nacionales, que compartían espacio con los minifundios, destinados a viviendas; por el contrario, en Zapote, Barrio Luján, Barrio Córdoba y Barrio Pinto eran los minifundios el denominador común, razón por la cual se estimularon las nuevas corrientes de inmigrantes internos.

      Esa generación de pobladores contribuyó a acrecentar las barriadas y a fortalecer la cohesión social, comenzó a relacionarse e integrarse con las familias oriundas, descendientes también de la gente de Cartago, la cual colonizó San José y el occidente del Valle Central, desde inicios del Siglo XVlll, incluso más antes.

      El distrito de Zapote hubo de ser, otrora, una de las porciones de tierra de las 950 hectáreas que heredó el Padre Manuel Antonio Chapuí de Torres (1710 - 1783), casi a finales del Siglo XVlll, a quienes desearan trasladarse a vivir cerca de la ermita de la Boca del Monte, después conocida como la Villita o Villa Nueva y después denominada oficialmente como San José, la que después llegó a ser la Capital de Costa Rica a partir de 1823.

      Junto con las aldeas de Curridabat, Patarrá, Aserrí, Desamparados, (Zapote) se había transformado en una comunicante vía de tránsito entre Cartago y la naciente y despoblada Villanueva de la Boca del Monte (Fuente: Marcos González Vargas, historiador). Gradualmente, estas emigrantes familias de Cartago se fueron asentando en los lugares que formaron parte de la ruta de tránsito.

      Todavía es de suponer que los antepasados de don Rafael Quesada fueran objeto de las transferencias de terrenos, hechas por el Padre Chapuí de Torres - hijo de españoles, nacido en Curridabat - cuyas posesiones comprendieron los Hatillos, la Uruca, Pavas, Mata Redonda, Montes de Oca, Zapote - de hecho La Sabana en San José, fue donada por el sacerdote -. Por cuanto, el apellido Quesada tiene un profundo arraigo cartago - josefino, lo cual nos hace pensar en tal supuesto entre los vínculos del Padre Chapuí y los ascendientes familiares de dicho benefactor.

      Con el destacado historiador costarricense Raúl Arias Sánchez, por cierto, casado con una dama zapoteña, Flory Mayela Cordero Díaz - emparentada con los Quesada -, habíamos venido elaborando supuestos acerca de tal hecho particular de la vida del gamonal Rafael Quesada, cuyo hijo Rodrigo Quesada Romero, reprodujo la trayectoria empresarial de su progenitor, al cabo que su familia llegó a convertirse aquí entre las familias pudientes. La primera gasolinera (la bomba Shell), la granja Yaracuy, los viejos edificios del Río Janeiro y La Pacífica, fueron parte de las llamativas posesiones de ese clan familiar (Quesada).

      Todo lo anterior, además podría ser objeto de una posterior investigación y de análisis profundo, a fin de encontrar respuestas, que se aproximen a la realidad creativa y pujante de aquellas décadas. Las cuales vinieron a transformar radicalmente el paisaje casi rural de nuestro distrito josefino, así como de aquellos vecindarios que, por razones familiares e interculturales, fueron formando un corredor geográfico, físico y humano; integrado aún más, como resultado de la fundación de nuestro colegio público.

EL BARRIO QUESADA DURÁN, "LLENO DE VIDA SOCIAL E HISTORIA".

      Es Quesada Durán de los barrios tradicionales del distrito de Zapote (San José), habitada desde sus inicios por las familias en los que habían predominado los apellidos Astorga, Amador, Barboza, Calderón, Carvajal, Cortés, Chanto, Chinchilla, Colomer, Díaz, Fonseca, Gamboa, González, Hines (de origen afrocaribeño), Mattey, Montero, Mora, Muñoz, Obando, Quirós, Robles, Rojas, Sáenz, Sandí, Solís, etcétera.

      Cabe mencionar que la muy nativa familia Fonseca, está emparentada con las familias Montero, Mattey y Astorga. Son familias prolíficas, socialmente empoderadas en los barrios Moreno Cañas, también. Una particularidad reiterada en aquel Zapote, "pueblón", ya lejano - lo corroboramos otra vez líneas abajo - , eventos que al parecer han ido desapareciendo.

      No pocos descendientes de tales familias nativas han optado por el desarraigo. Esa posición tradicional ha sido ocupada por gentes originarias de otras zonas de nuestro país. Al tiempo que un grueso número de personas de otras nacionalidades, sean inmigrantes nicaragüenses, colombianos, chinos, etcétera, conforman los novedosos colectivos (González Vargas, idem).

      En un viejo distrito, caracterizado por la prevalencia de pequeños terrenos o minifundios, destinados exclusivamente a viviendas, las familias Chanto, Solís, al igual que el hogar de doña Rosa Obando marcaron distancia: fueron de los mayores propietarios de tierras de Quesada Durán, empleadas como recurso de subsistencia (González Vargas, idem).

      Por su parte, los empleados del ferrocarril al Pacífico, organizados en cooperativa, se convirtieron en dueños de varios terrenos de los barrios Quesada Durán y Moreno Cañas. El veloz y novedoso proceso de urbanización del barrio hizo desaparecer en parte su esencia cultural y vida comunitaria originarias. La modificación a su identidad y faceta de barriada, lo viene a corroborar la desaparición del famoso potrero "El pelón", vecino a la vez de pequeños humedales, tan comunes en barrio Córdoba.

      "El pelón" fue un lugar de entretenimiento, también, sin juzgarlo, era una "zona de libre albedrío y ociosidad", especialmente en las horas furtivas. Propiedad de una familia apellidada Fuscaldo, del cual luego se apoderó una carretera moderna, así también los recientes conglomerados comerciales. Los miembros de las familias originarias lo recuerdan como lo mejor de las tradiciones y las experiencias que allí tuvieron lugar. El fútbol dominó en las actividades de entretenimiento. El barrio zapoteño en mención contó con equipos de buen nivel, entre ellos, el Némesis, el Rosoba, las Águilas. Varios de los futbolistas de esas asociaciones crecíeron en "el pelón" al ritmo de "las mejengas".

      En otro orden, Zapote tendió a convertirse en una zona industrial y comercial, correspondiendo así al modelo costarricense de desarrollo diversificado, promotor de la industrialización que arrancó entre las décadas de 1950 y 1960.

      Específicamente, en el barrio Quesada Durán florecieron pequeñas industrias tales como la Fosforera, la Chiclera, Helados Oso Polar, Quesos Vítola - propiedad de italianos - , el taller electromecánico RIMUCA, la jabonería de la familia Miranda, persianas Canet, los pujantes abastecedores la Central, la Tilarán, el Merengue, etcétera.

      Mientras que al este del pueblo zapoteño se instalaron la Republic Tobacco Company, Plásticos Star, Cocoa Products, la ECLA, la granja Yaracuy, la gasolinera Shell, quienes le hacían compañía a la gran hacienda cafetalera de la familia de Juan Dent, la que custodió el hogar de los Tenorio Sánchez. Una hacienda que reunía las condiciones para ser transformada en una verdadera zona industrial. Los planes cambiaron de repente, se determinó que en las decenas de hectáreas de terrenos funcionaran el Registro Público y los múltiples negocios comerciales, que tenemos a la vista.

      Ha habido un caso interesante, a saber el representado por la familia de don Ismael Chanto Vargas, un pequeño gamonal, quien fuera propietario de más de tres hectáreas de tierra, ubicadas al oeste de esa barriada, la cual debió convivir con los pequeños humedales, complicando así los suelos de las primeras viviendas allí construidas.

      Ismael Chanto casó con Imelda Fallas Abarca, con quien procreó una mujer - Virginia - y dos varones - Manuel y Gerardo Chanto Fallas - . Buena parte de su vida la hizo en las comunidades de barrio Cuba y Cristo Rey. Arribó a Zapote, con su familia, en la década de 1960. En la primera (comunidad) tuvo posesión de varias fincas, al igual que en Canoas de la provincia de Alajuela. Asimismo, el terreno donde se asienta la organización dirigida por el Padre Sergio Valverde, "Las Obras del Espíritu Santo", fue propiedad de Chanto, de acuerdo con la versión de sus familiares.

      Parte de las nuevas urbanizaciones, situadas al oeste de barrio Quesada Durán fueron levantadas en la finca, que fuera de Chanto, la cual a la vez colindó con "el Pelón". Las nuevas colonias aumentaron la población en una barriada otrora un tanto deshabitada, ajena al cultivo del café. Al deshacerse de una gran proporción de la finca, la familia Chanto decidió apenas preservar una parte de ella, es el peculiar y atractivo terreno que podemos apreciar en la fotografía siguiente.

      Doña Virginia Chanto, hija de don Ismael Chanto, fundó junto a su marido Gilberth Phillips Ávalos el núcleo familiar Phillips Chanto, con tradición empresarial, parientes cercanos de Anselmo Vargas Otárola, propietario de la conocida tienda "Cocinas Nury", en aquel entonces, ubicada en los alrededores de la hoy costarricense Casa Presidencial.

      Renglón aparte haremos mención de la familia Phillips Chanto, quien se instaló en nuestra comunidad en 1964 cinco años antes de que lo hiciera Ismael Chanto en la barriada de Quesada Durán, fuera su hija Virginia, una de sus descendientes. Desconocíamos sus ramificaciones familiares en nuestro distrito, ni idea teníamos de ello.

      Lo cual nos lleva a reforzar nuestros supuestos, en cuanto que el antiguo Zapote se distinguió por evolucionar en un ambiente filogenético, es decir entre las distintas familias crecieron fuertes relaciones de parentesco. Veremos en adelante la cepa Phillips, una de esas tantas muestras representativas y que en escritos anteriores hemos expuesto.

      - El primer antepasado de dicha estirpe zapoteña, Andrés Phillips, de origen escocés, casado con la costarricense María Cristina Pacheco, era primo hermano de Wiston Churchill, ex Primer Ministro del Reino Unido. Este dato lo constató el escritor Miguel Salguero en uno de sus relatos.

      - Andrés y María Cristina procrearon a Víctor Phillips Pacheco, quien a su vez fundó su hogar con Amalia Ávalos Guerrero, del cual nacieron Gilberth, Edwin, Zaida, Freddy, Jimmy y Noelly.

      - La mayoría de los Phillips Ávalos y parentela cercana decidieron fijar aquí sus residencias, tal que casi todos ellos contrajeron matrimonio con miembros de matrimonios nativos. Así por ejemplo, los hermanos de Amalia Ávalos, esposa de Víctor Phillips, sean Jesús, Gonzalo, Herminia, como también varios de los descendientes de estos hermanos repitieron el mismo comportamiento: se casaron con zapoteños oriundos.

      Así, entonces, de la estirpe Chanto - Phillips - Ávalos, con arraigo en el barrio Quesada Durán se tejen las siguientes relaciones familiares, con acento filogénico.

      - Aura Ávalos Hoffmann, hija de Jesús Ávalos Guerrero, prima de Gilberth Phillips Ávalos (marido de Virginia Chanto), casó con Rubén Acuña Méndez, miembro de una de nuestras familias nativas.

      - Fernando Longan Espinoza, miembro de una familia oriunda de la Ciudadela, casó con Noelly Phillips, tía de Víctor y Gerardo Phillips Chanto; estos hijos a la vez de Gilberth Phillips y Virginia Chanto.

      - Ronald Ávalos Céspedes, hijo de Ronald Ávalos Granados, nieto de Gonzalo Ávalos Guerrero (rimo a la vez de Víctor Phillips Ávalos, esposo de Virginia Chanto), primo segundo de Aura Ávalos, casó con Ileana Roverssi Picado, ella descendiente de la familia Roverssi Rojas y Picado Ledezma, ambas oriundas de Zapote y ampliamente conocidas.

      - Edwin Phillips Ávalos casó con una dama oriunda de la Ciudadela: Vera Contreras Monestel, hermana de Roberto Contreras.

      - Gerardo Phillips Chanto, nieto de Ismael Chanto, casó con Ingrid Obando Madrigal; ella es miembro de una familia nativa.

      Bajo el patrón del antiguo Zapote, al igual que de los parentescos habidos entre familias nativas de otras barriadas zapoteñas, este mismo hecho social hubo de surgir entre nuestras comunidades de Quesada Durán y la Ciudadela, al cabo que es posible escudriñar experiencias adicionales.

SINGULARIDADES

      La Iglesia Evangélica, ubicada en el barrio Moreno Cañas, ya refundido en términos geográficos con Quesada Durán, se supone que es la más antigua de nuestro distrito. La Iglesia fue fundada a principios de la década de 1930.

      En Quesada Durán hay una arteria principal que la une con la urbanización "Las Luisas", la cual posee el nombre de "Los alemanes". Quién y por qué sugirieron ese nombre a favor esa vía, resulta un dato que la gente ignora.

      Tampoco los barrios Moreno Cañas y Quesada Durán se escaparon de los hechos de la lucha armada de 1948. En el edificio del abastecedor, ahora propiedad de ciudadanos chinos, ubicado en las inmediaciones de la última parada de buses de Zapote, se registró una potente explosión de armas. Eran propiedad de los revolucionarios, que terminaron derrocando al gobierno de Teodoro Picado.

      Por cierto que la escuela de Zapote (el edificio antiguo) había sido tomada por el gobierno como cuartel durante esa guerra civil.

      La construcción del Anexo de la Iglesia Católica del barrio Quesada Durán, considerado uno de los principales logros de los últimos años, llegó a ser el resultado de la movilización comunitaria, cuyos dirigentes destacados fueron Guillermo Alfaro, Manuel Bertozzi, Enrique Sánchez, Marco González, Humberto Rodríguez, Carlos Rivera.

      La edificación de ese Anexo Parroquial en la década de 1980, aparte del crecimiento de la población, se convirtió en una real necesidad, pues la peligrosidad del tránsito automotor por la calle central, y las vías adjuntas del distrito zapoteño, vecinas de la Iglesia María Inmaculada Concepción, convenció a los feligreses a abstenerse de visitarla, a fin de celebrar las eucaristías parroquiales.

      Sea esta ocasión de este escrito, para expresar que, en las medida de nuestras posiblidades, haremos esfuerzos con la vista puesta de rescatar parte de la historia de nuestro distrito josefino, ello con tal de evitar que su enriquecedora trayectoria, en especial su raigambre y tradiciones queden en el olvido.

      Fotorgrafias y comentarios. En la primera fotografía: vivienda en estado de deterioro años atrás, donde residió Rafael Quesada Durán, ubicada en Zapote - San José En la segunda y tercera fotografías: una porción de la finca (ahora disminuida) ubicada en el barrio Quesada Durán en Zapote, la que fuera propiedad de Ismael Chanto Vargas.

Obaldía 1 junio 2024

Obaldia junio 2024 2

 

     *Mag. Ronald Obaldía González. Colaborador y analista del Boletín Historia y Sociedad de la UNED. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Fuentes de información

- Marcos González Vargas, historiador;

- Víctor Phillips Chanto, comerciante.

Bibliografía

- Barzuna, Guillermo (2022). Espacios y decires de raigambre tradicional en Costa Rica. San José, Costa Rica: Editorial Arlekín.