Una Película Sobre Dictaduras Verdaderas
Ficha Técnica
Dirección: John Duigan.
Guion: John Sacret Young.
Música: Gabriel Yared.
Montaje: Frans Vandenburg.
Año: 1989.
Duración: 102 minutos.
Escrito por Mag. Warner Ramírez*
Monseñor Romero fue un sacerdote católico que asumió el cargo de Arzobispo de El Salvador desde 1977 hasta su muerte en 1980. Se caracterizó por su discurso en defensa de los derechos de los campesinos, quienes sufrían una fuerte explotación laboral y discriminación social y política. Su discurso fue considerado subversivo y desafiante por la dictadura militar de El Salvador y, de la misma forma que varios sacerdotes católicos de ideas socialistas, recibió persecución por parte de las autoridades. Durante el gobierno del dictador Carlos Humberto Romero, Monseñor Romero fue abatido por un francotirador. En plena Guerra Fría, en medio de una dictadura de extrema derecha centroamericana, cualquier manifestación socialista que planteara la defensa de los derechos humanos era reprimida con violencia, desapariciones y ajusticiamientos. Monseñor Romero recibió la misma suerte que muchos opositores a la dictadura militar de El Salvador.
Su asesinato provocó una conmoción internacional y lo convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia social y los derechos humanos. Por supuesto, quedó en la impunidad, pero es evidente que fue perpetrado por miembros de la clase gobernante que veían amenazada su estabilidad política y económica. En 2015, Monseñor Romero fue beatificado por la Iglesia Católica, y el 14 de octubre de 2018, fue canonizado por el Papa Francisco, convirtiéndose en San Óscar Arnulfo Romero.
Antes de iniciar mi usual análisis cinematográfico, quiero hacerle una recomendación al Presidente de Costa Rica, Rodrigo Alberto de Jesús Chaves Robles: Estudie la Historia de América Latina, principalmente del siglo XX, para que entienda la diferencia entre una dictadura y una democracia, y así evitaría hacer el ridículo, porque no es bien visto que un presidente electo democráticamente sea tan ignorante del pasado.
Volviendo al tema que nos atañe, la película "Romero" es un drama biográfico que se centra en la vida y el martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. Fue lanzada en 1989, cuando la Guerra Fría estaba en su ocaso, pero el recuerdo de Monseñor Romero aún calaba con fuerza como un mártir defensor de los derechos humanos.
El argumento narra la vida de Monseñor Romero, desde su nombramiento como Arzobispo de San Salvador hasta su asesinato en 1980. La historia comienza mostrando a Romero como un sacerdote conservador, algo académico, que es visto por el gobierno y el clero conservador como una figura segura y no controvertida para ocupar el puesto de Arzobispo en un momento de creciente tensión política y social en El Salvador. A medida que Romero asume su nueva misión, se ve confrontado con la violenta realidad de la represión gubernamental hacia los sacerdotes que defienden la teología de la liberación y los campesinos que luchan por sus derechos laborales y sociales. Al presenciar el asesinato de sacerdotes, la brutalidad hacia la población civil y la pobreza abrumadora de su feligresía, su forma de pensar y actuar da un giro radical.
Romero se transforma gradualmente en un defensor de los derechos humanos y un crítico de la dictadura. Desde el púlpito, denuncia la represión y la violencia que sufre su pueblo. Así, se vuelve popular entre los estratos menos favorecidos y despreciado por la clase gobernante y militar de extrema derecha. Su activismo lo lleva por un sendero peligroso. Es amenazado de muerte en varias ocasiones, pero está convencido de que la Iglesia debe ser protagonista en la lucha social.
En la película, la dictadura en El Salvador se muestra en el contexto histórico turbulento de la época. La casta militar se caracteriza por su brutalidad y el uso de la violencia contra los opositores políticos y civiles inocentes. Se muestra cómo las fuerzas de seguridad y los escuadrones de la muerte llevan a cabo asesinatos, desapariciones forzadas y torturas, generando un ambiente de miedo y opresión entre la sociedad civil. A nadie sensato se le ocurriría comparar a una dictadura con un país democrático donde hay una policía civil, un Estado de Derecho y elecciones presidenciales libres cada 4 años. En una dictadura, la clase gobernante controla los medios de comunicación y censura cualquier opinión incongruente con el proyecto estatal.
No quiero irme sin mencionar a Raúl Juliá, quien interpreta a Monseñor Romero con maestría. Transmitió la compasión y la determinación propia del personaje con un profundo dramatismo. Su habilidad para comunicar emociones complejas con sutileza y fuerza permitió a los espectadores conectarse profundamente con el personaje y sus dilemas morales.
*Mag. Warner Ramírez Arroyo. Profesor Cátedra de Historia de la UNED. Correo electrónico: