Escrito por don Manuel Antonio Herrera Vigil*
No soy educador, pero me gusta leer. Ahora con tantos cambios, trato de explicar cómo de vivía desde 1950 en adelante...
En pleno siglo XXI, olivaristas han llegado desde los cuatro puntos cardinales para conmemorar un evento que no se produce cada rato. Hay que esperar 100 años.
Eso me lleva a evocar las actividades que hacíamos en la década de 1960. Para la ceremonia de coronación de la Semana Olivarista, el Gimnasio del plantel era el sitio escogido para ubicar el trono de la reina. Los encargados del diseño y decoración eran los profesores de Pintura, Simón Medina y Juan Saucedo y Corrales.
El profesor Saucedo diseñó y elaboró un trono que era una gran cancha nácar, que al abrise, lucía en su interior una hermosa perla, que era la Reina Olivarista. El profesor Medina, a quien se debe la escultura del busto de don Félix Olivares Contreras que preside el vestíbulo, diseñó unos ornamentos dorados y plateados, como de un metro de altura.
Los encargados de ir a buscar la materia prima para elaborar esos adornos, fuimos los varones del salón de la Sección de Comercio. Esperamos hasta el momento de una de las clases más difíciles para hacer uso de nuestra autorización, abandonar el aula y tomar rumbo hacia afuera. Las chicas quedaron disgustadas porque no estaban incluidas en la comisión y permanecieron dando clases.
Nos encaminamos hasta el campo de juegos de fútbol y hacia la ladera que había entre esa parte plana y las tierras bajas de los arrozales.
Entre la vegetación que crecía en ese terreno quebrado había algunos árboles de guarumo. Cortamos varias ramas y, cuando íbamos a arrancar las hojas con sus respectivos tallos, salieron las defensoras naturales del guarumo: unas hormigas muy bravas, cuya picadura es dolorosa y urticante. Nos apartamos para analizar la situación y fuimos a decirle al profesor que en la siguiente etapa se requería la colaboración de las muchachas.
Salieron muy contentas. La primera que llegó fue Noris Atencio y la picaron las hormigas. Se puso furiosa. Pero le dijimos que se calmara para ver como se podía manejar esta situación. Con la ayuda combinada y unas varas, logramos separar las hojas con sus tallos, los cuales, una vez secos, fueron entregados al profesor Medina, quien, con otro grupo, procedió a pintar y aplicar escarcha.
Esta decoración resplandecía bajo los rayos de luz. Una vez, los de la Sección de Agricultura levantaron una barrera en el campo de deportes para llevar a cabo una corrida de toros.
Otra de las actividades que se hacían con el propósito de acopiar fondos para cada consejería, eran las famosas tamaladas. Varias veces a buscar las hojas de bijao en las ciénagas que se formaban en los alrededores del Aeropuerto Enrique Malek.
En una oportunidad, estaba con Alonso Miranda y Víctor Samudio, cuando nos cayó un tremendo aguacero. Acomodamos y amarramos las hojas de bijao y caminamos desde el aeropuerto hasta David, hasta la casa donde vivía Julita Bell, entre la actual Ecaseso y la Internacional de Seguros.
Se hacían trámites en la Oficina de Rentas Internas para pedir permiso y presentar películas en el Teatro Alcázar. Estas son algunas de las vivencias que llegan a mi memoria, cuando veo a los olivaristas de distintas generaciones reunirse para celebrar 100 años de fundación del Colegio Félix Olivares Contreras.
La vida es acción: ¡vívela !
David, viernes 6 de septiembre 2024.
Les invito a escuchar Radio Periódico Opinión, que dirige don Wilfredo Justavino Jurado, por Radio Chiriquí 106.9 FM.