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 H I S T O R I A  Y  S O C I E D A D
Boletín electrónico

 

Mag. Javier Olivares Ocampo*

     El Pacífico Sur de Costa  Rica lo componen los cantones de Buenos Aires, Osa, Coto Brus, Golfito y Corredores, de la provincia de Puntarenas; abarca una amplia región del Valle del General; el Valle de Coto Brus, las llanuras del Diquis, Esquinas y Coto Colorado; las áreas de altura la integran las estribaciones de la fachada del Pacífico de la Codillera de Talamanca, gran parte de la Sierra Costeña o Brunqueña, los sistemas montañosos de Punta Burica, Osa y Golfito; se completa de un amplio litoral desde la desembocadura del Río Barú hasta Punta Burica, donde se localizan la Bahía Ballena, Humedal Térraba - Sierpe, Isla del Caño, Bahía Drake, Península de Osa, Golfo Dulce y sus islas,  Punta Zancudo, Bahía Pavón, Punta de Banco y Punta Burica.

     Durante el periodo de dominación española, se desarrollaron, en esta región, los pueblos de Boruca y Térraba; el primero fundado aproximadamente en 1629 bajo el sistema de reducción de indios cimarrones a cargo de Celidón Morales; alrededor de 1700 se fundó Térraba, con indígenas teribes traídos del Caribe, al mando de frailes españoles encargados al Fray Pablo de Rebudilla. Estas fundaciones fueron encomendadas para el desarrollo ganadero en las extensas mesetas, así como sitios estratégicos como parte del “Camino de Mulas”; sirvieron para el asentamiento, tránsito, abastecimiento, pacificación de los indios y control de travesía del río Grande de Térraba en el denominado  “Paso Real”. Ambos pueblos permanecieron durante el Periodo Colonial sin que se diera el desarrollo de otros más, de manera tal que no es sino hasta finales del siglo XIX que se funda Buenos Aires, por colonizadores meseteños pero con la presencia de indios y chiricanos.

     El “Camino de Mulas”, desde 1601, estableció la comunicación entre Cartago y Chiriquí, encontrando Costa  Rica un importante comercio con Panamá; paulatinamente esta región fue colonizada por pobladores provenientes de la provincia de Chiriquí, cuyo contacto primario se hizo por dicho trayecto; en parte por la ruta de Cañas Gordas por donde se abrieron los frentes de colonización que concretaron poblaciones como Las Vueltas, Sabalito, Potrero Grande, Térraba, Buenos Aires y Volcán.

     La herencia colonial en el Pacífico Sur de Costa Rica fue limitada, mientras que del lado de Chiriquí, la Ciudad de David constituyó un  espacio comercial de mucho desarrollo desde donde se extendió la colonización hacia áreas costarricenses. Con la independencia, en 1821, la región cayó en abandono del estado, llegando a perderse la mitad de Punta Burica ante la ocupación colombiana; asimismo había un total desconocimiento de los territorios de la región, e imperaba la dificultad de acceso, así como una negligente administración política y territorial.

     La ciudad panameña de David, continuó el desarrollo material, agrícola, ganadero, comercial y marítimo, así como demográfico. La expansión chiricana tomó otros frentes para la colonización de tierras del lado costarricense; la ruta de La Cuesta unía pueblos panameños de Divalá y Concepción con Pueblo Nuevo y Santo Domingo de Golfo Dulce, cuya arteria fluvial era el Río Coto. Otra ruta de colonización la constituyó la vía marítima del litoral Pacífico, conectando el Puerto de Pedregal de la Ciudad de David con Punta Burica, Península de Osa, Bahía de Drake; el arribo por este espacio y los asentamientos alcanzaron importancia  desde la segunda mitad del siglo XIX, hasta 1941 con el tratado limítrofe.

     En la época republicana el Pacífico Sur siguió siendo terreno baldío para los gobiernos, sólo se destacó el interés de los liberales por establecer, en 1861, una vía de acceso terrestre que resultó ser la “Picada Calderón”, que al final le permitió a Pedro Calderón fundar un pueblo que llamaría Buenos Aires. A partir de esa fundación la jurisdicción de Osa fue resguardada desde Buenos Aires de Puntarenas, cuyo acceso era por la vía acuática, desde el Río Grande de Térraba hasta Santo Domingo de Golfo Dulce. 

     Para los gobiernos costarricenses, fue este un territorio baldío, abandonado, lejano y grotesco durante 100 años; pero para los habitantes de Chiriquí fue la mejor opción para el usufructo de sus riquezas naturales. Son muchas las causas del desplazamiento de los chiricanos hacia el territorio costarricense tales como la necesidad de tierras para el desarrollo agrícola y ganadero, los conflictos armados contra Colombia protagonizados en David, así como la disposición de terrenos en una región ilimitada, diversa, sin controles políticos.  Al respecto el antropólogo José Luis Amador, expresa que: 

     Estos elementos: agotamiento de pastos, uso extensivo de tierras en ganadería, presión de los ganaderos sobre las tierras, y posteriormente la disminución del hato, se sumaron a la serie de aspectos que explican la necesidad de encontrar nuevas tierras en el sur de Costa Rica para ganado y agricultura. También fue necesario hallar nuevas zonas boscosas con recursos para la cacería y la producción artesanal, acorde con la cultura y el modo de vida autosuficiente de amplios sectores chiricanos, como los que a la postre llegaron a Potrero Grande. (2008, p14) 

     Las amplias zonas desocupadas abarcaban áreas con abundantes fuentes de agua, una diversidad topográfica que comprendían las zonas montañosas de la Fila Costeña, el Valle del Río Coto Brus, el Valle del Río General, el pie de monte de la fachada del Pacífico de Cordillera de Talamanca; así como las llanuras de Coto Colorado y la zona costera, todas estas áreas con una exuberante riqueza natural, suelos fértiles, sabanas naturales, condiciones climáticas favorables, lejos de los conflictos y de controles tanto por parte de Panamá como de Costa Rica. 

     Respecto a la rotación del ganado Amador expresa que: “Algunos chiricanos llegaron al sur de Costa Rica en busca de pastos para el ganado (…) Los testimonios de los potrereños hablan de una poderosa familia ganadera, los Guerra, que a principios del siglo XX ingresaba anualmente hasta Potrero Grande arreando ganado, el que tras su engorde, retornaba a Chiriquí para su venta (…)” (2008, p.15) 

     La tradición ganadera data de la época colonial, a través del “camino de mulas” con un contacto entre los pueblos de Boruca, Térraba, con Alanje, ruta de arreo y acarreo cuyo cruce del río Térraba era el Paso Real. Desde la Colonia se desarrollaron dos polos de desarrollo Ganadero; en Costa Rica el área de Chía, luego Buenos Aires y Chiriquí, ambos sectores ricos en sabanas naturales. De esta ruta se desprendían camino entre las montañas hacia ambos países, los que comunicaban áreas de cultivos, zonas de aprovisionamiento de agua, productos de pesca, especies naturales, cacería. En esas primeras áreas de colonización convergen pobladores chiricanos y costarricenses hispanizados e indígenas. Destacan con estas características pueblos antiguos como Cañas Gordas, Sabalito, Aguas Buenas, Potrero Grande, Las Vueltas, Curré; en la zona costera; La Palma, Sándalo, Puntarenitas, Pueblo Nuevo de Coto, La Cuesta, entre otros. 

     La otra causa del arribo de los chiricanos al sur de Costa Rica fueron los constantes conflictos bélicos que se dieron desde 1821, cuando al producirse la independencia de España, Panamá se une a Colombia, constituyendo un área perteneciente a la Confederación de Nueva Granada, este estado de situaciones provoca interminables conflictos bélicos. Destaca el conflicto interno de Chiriquí; en 1866 se produce la Guerra de los Guaraperos para la liberación de José de Obaldía. “En 1868, cuatro levantamientos, dos iniciados en Chiriquí. En 1871, la revolución encabezada por Tomás Herrera. En 1873, un nuevo movimiento armado contra el general Gabriel Niera y en 1884 chiricanos se involucraron en la sublevación del Gral. Benjamín Ruiz”. (Amador, 2008.p16). La búsqueda de esos espacios de paz social en la lejanía de la ciudad los movilizó hacia Costa Rica. En la coyuntura bélica de 1920 a 1921 la población optó por retirarse cada vez más de la línea fronteriza extendiéndose hacia el norte, por los tres frentes de penetración hacia territorio costarricense.

     Con toda esta panorámica, los chiricanos son los fundadores de pueblos como Potrero Grande, Puerto Jiménez, Volcán, La Cuesta, Cañas Gordas, entre otros. Marcaron la región con su cultura, reflejada hoy en la toponimia, en la gastronomía, en las tradiciones indígenas, el idioma, en la historia fronteriza trastocada con La Batalla de Coto de 1921, la firma de un tratado limítrofe y una riqueza intercultural que acaricia la confraternidad de dos países unidos por la sangre chiricana, que sin necesitar una delimitación territorial abraza ambos lados de manera tal que el espacio se extiende vigoroso, escenario de familias de aquí, de allá, de negocios, de doble nacionalidad, de vecindad, de esperanza. 

*Mag. Javier Olivares. Profesor juvilado de la Cátedra de Historia de la UNED. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Referencia bibliográfica.

Amador, José Luis (2008). Historia y tradición de Potrero Grande: un pueblo costarricense de origen chiricano – panameño.San José, Costa Rica, EUNED.