Escrito por MBA. Emilia María Vargas Solís*
Hoy queremos rendir homenaje a un gran hombre, me refiero al señor José Ángel Vargas Agüero, conocido como “Varguitas” o “Cochecho”. Don José Ángel nació un 02 de agosto de 1938 y falleció el 27 de marzo del 2025 a sus 86 años. Hijo de Buenaventura Agüero Valverde y José Vargas Salazar. Su infancia y parte de su juventud la desarrollo en el hermoso cantón de Guadalupe, donde como el misma contaba hacía muchas travesuras a su mamá, por lo que constantemente era castigado.
Desde niño don José Ángel se caracterizó por tener y mostrar un gran amor y pasión por los animales, en especial por los pájaros, por lo que a lo largo de su vida fue su pasión. Siendo joven contrajo nupcias un 27 de abril de 1963, con la señorita Elvira Matilde Solís Blanco (conocida como doña Elvia), oriunda también de Guadalupe y con quien procrearon cinco hijos, 12 nietos y tres bisnietos.
En su oportunidad nos contó don Jose Ángel, algunas de sus travesuras de infancia, nos decía que siempre se escapaba de la escuela, se alistaba y se iba pero de camino en lugar de irse para la escuela se iba para “Las pozas de Guadalupe”, como se les decía en ese tiempo y ahí se la pasaba todo el día, y que incluso muchas veces su mamá lo enviaba con una de sus hermanas Virginia para que se cerciora que había llegado a la escuela, pero que enseguida que su hermana se iba, él también salía de la escuela y se iba para la poza.
Nos contó que en una oportunidad él se encontraba muy feliz bañándose en la poza, cuando de pronto escuchó una palmadas y al volver a ver su mama estaba a la orilla de la poza, regañándolo, pero que como el decía “ni a palos se salió, porque sabía lo que le esperaba”. Ese día llegó entonces muy tarde a su casa, y ya sabía que cuando llegara su mamá lo iba a castigar, pero cual fue su sorpresa, pues su mamá le dio de comer y conversó con él, pero cuando iba todo feliz a acostarse “ahí si me dieron bonito decía”.
Contaba don José que otro día se fue a “coger chumicos que eran más o menos un tipo de bolinchas en aquellas épocas de su niñez”, y como en ese tiempo todo era potrero y muchos árboles, mientras iba caminando en un árbol ve un pájaro muy hermoso, “y como siempre el fue amante de los pájaros, porque me gustan mucho. Era un pájaro de color azul con un plumaje muy hermoso y hacía un sonido característico”.
Nos narró que entonces al ver ese pájaro tan hermoso, el empezó a seguir el pájaro que se pasaba de una rama a otra y de un árbol a otro, hasta que de un momento a otro él se encontró perdido. Dice que fue de milagro porque ya lo andaban buscando y nos decía que lo encontraron y se salvó, sino se hubiera perdido, porque había una historia de “un pájaro que perdía gente”.
También describió don José Ángel, que en su época de niño era común que las personas tuvieran ganado, y tanto él como varios de sus amigos se metían a los potreros a montar terneros y la monta la hacían todos a la misma vez ¡Pobre ternero!
A don José Ángel, también le gustaba desde que era un niño e incluso durante su vida de adulto ir a “coger pájaros a la montaña”, en compañía de sus amigos “Coneja y Rafa”, y contaba que: “uno se iba de madrugada y la ilusión era pode atrapar pájaros”. En el caso particular de don José Ángel siempre le gustaba tener pájaros en su casa, y que el pájaro que siempre le gustó más fue el jilguero, que ya en los últimos años de su vidas ya este tipo de pájaro ya no se podía tener porque la Ley no lo permite y mucho menos ir a atraparlos a la montaña como antes. Por lo cual acostumbraba a tener en su casa eran periquitos de amor o pajaritos similares.
Dentro de otras de las pasiones de don Jose Ángel, a lo largo de su vida fue el futbol, siendo un fiel seguidor y aficionado al Equipo Deportivo Saprissa, por lo que nunca se perdía ningún partido del “Monstruo”, partidos que compartía junto con su esposa que también es muy aficionada al Saprissa y a la Selección Nacional.
Además, don José Ángel, desde muy joven incursionó en el deporte, específicamente en el fútbol, donde se destacó como un gran portero, jugando con equipos como: Guadalupe, el Uruguay y El América. Incluso hasta en alguna oportunidad tuvo una oferta para irse a jugar al Comunicaciones en Guatemala, que al final no se pudo concretar porque el equipo Guadalupe no quiso que se fuera, y no dio el permiso, porque en esos tiempos uno firmaba de por vida con los equipos y eso sin ningún pago, “pero esos eran otros tiempos donde se jugaba por amor”, nos decía.
Dentro de una de las anécdotas del fútbol don José Ángel contaba que no olvidaría una ocasión en que Guadalupe podía ascender a Primera División, pero que se logró ganar la final porque le metieron un gol y que muchas personas dijeron que él se había vendido, pero no fue así, que había sido una circunstancia de la vida y del mismo futbol.
De joven a don José Ángel también le gustaba participar en las fiestas de Guadalupe, donde aprovechaba y como el mismo contaba se vestía de giganta para seguir a la gente. También, nos explicó que desde muy niño y durante su vida de joven y adolescente siempre le ayudó a su papá con el carretón, ya que en aquellas épocas era el medio de transporte de carga de la época, nos contaba que en alguna oportunidad tuvieron un caballo que mientras ellos estaban cargando el carretón con la mercadería el cabello se dormía.
Otra de sus anécdotas le sucedió cuando fue con uno de sus amigos “Palomo”, un amigo desde su niñez, y con quien trabajó durante muchos años. Contaba don José Ángel que en alguna oportunidad se fueron a hacer un trabajo en una cantina y que cuando llegaron el dueño les dijo que tenían que esperar, y entonces empezaron a pedirle tragos al señor al punto que se emborracharon, y como no hicieron el trabajo y no tenían dinero, tuvieron que dejar empeñados “los fierros” como el decía al referirse a sus herramientas de trabajo, hasta que pudieron terminarle el trabajo al señor.
Don José Ángel en su juventud trabajó aproximadamente quince años en el Taller de Ebanistería de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, ubicado en aquellos años en el Plantel en Los Anonos, ya que ahí se elaboraba todo el mobiliario que se requería para las diferentes oficinas de la Compañía. Recordaba don José Ángel que tenía un compañero apodado “Papacho”, que tenía la característica de hacer las cosas a como salieran, es decir, que siempre dejaba los trabajos mal hechos, de tal forma que cuando el veía que alguien hacía algo mal, siempre decía la frase “al estilo Papacho”, donde incluso sus hijos han retomado ese dicho, al hacer referencia a algo que se hace mal y siempre gozan y lo recuerdan.
Don José Ángel, se caracterizó los últimos años por ser muy bromista, y muy chineador con sus nietos, siempre con una sonrisa y un sonido característico de “UUUUPPP”, el cual sus seres queridos recuerdan con mucho cariño. Don José Ángel como dicen sus seres queridos, ha dejado un legado de hermosos recuerdos y momentos compartidos con su esposa, sus hijos, nietos y bisnietos, que perdurarán por siempre en sus corazones.
Don José Angel con su esposa doña Elvia
Don Jose Angel el segundo de la izquierda de cuclillas
Don José Angel de portero
Don José Ángel con sus dos hijos mayores
Don José Angel con su esposa doña Elvia conociendo a su bisnieto Nicolás
Don José Ángel más adulto
Don José Ángel con su esposa doña Elvia conociendo a su bisnieto Nicolas
*MBA. Emilia María Vargas Solís. Profesora Cátedra Historia de la UNED. Correo electrónico: